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3 de enero de 2015

VIENTOS...

Brama Eolo. Pareciera querer hacerse notar en estos primeros días del 2015.

Siento que son vientos de cambio. Algo dentro de mí me dice que este año, recién estrenado, va a ser muy bueno para muchos. Esa vocecita interior me susurra que será el inicio de un nuevo ciclo. No sólo a nivel personal, sino también de forma global. Sí, en mi interior es como si algo se renovase, como si una semilla comenzase a germinar... Tiempo al tiempo, que diría mi adorada abuela materna.

Ayer tarde me fui a pasear durante varias horas, sola, por la ciudad. La sensación térmica no creo que rondase más allá de los 9 o 10 grados centígrados por culpa, precisamente, de las fuertes rachas de viento que eran, casi, constantes. 
Hubo un momento, en que descubrí mi propio reflejo sobre un escaparate. Al contemplarme con mi abrigo tipo "Mátrix" y mi enorme y gruesa bufanda de lana al cuello, volé durante unos segundos hasta mi amado Madrid. Era como si volviese a tener 20 años y a deambular por las aceras y calles del centro madrileño en mi etapa universitaria... Y me dolió la ausencia física de mami a mi vera. 
Durante unos instantes dejé atrás Tenerife hasta que un grueso varón, con la piel de gallina, me adelantó vistiendo camiseta de manga corta y "cholas". 

La gilipollez supina de la gente me pone de mala "milk". 
Eso de que por ser canario o vivir en Canarias haya que ir siempre en plan playero, me asquea y me repatea el estómago. Igual me sucede cuando un peninsular cree que en Canarias siempre estamos en bikini, tomando el sol bajo cocoteros y palmeras, a 25 grados. Tópicos típicos que sólo sirven para ser arrasados y destruídos.

Continúa bramando Eolo. Me pregunto hasta dónde me llevará volando hoy...





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